La cosmovisión, el ámbito, talante y contenido...
Cosas ciertas y seguras que sabemos
Cosas que deseamos
¿Quiénes somos?

La cosmovisión, el ámbito, talante y contenido de nuestra comunicación.

Todo ser humano es personal—persona—, y cada persona tiene su propia cosmovisón—consciente o inconsciente, explícia o implícita—sea más o menos capaz de delinearla o definirla.
Desde esa cosmovisión personal, el hombre hace su lectura de sí mismo, del tiempo, el espacio y su contenido—el Universo, la Historia, la sociedad, la interacción de todo ello, las relaciones humanas, el momento presente y sus circunstancias—y de su lugar (de la persona) y función en todo el conjunto.
Esa cosmovisión personal puede ser cultivada, documentada, elaborada, erudita, o rudimentaria, tosca, intuitiva, pero subyace en la mente del individuo y obra como decodificador de la información que constantemente llega a él, recodificándola e integrándola en ella. Y es desde ahí, desde esa cosmovisión, que emerge la peculiar lectura personal, global, universal, circunstancial y relacional del individuo.

Conocedores de lo que antecede, queremos dejar claro cuál es nuestra cosmovisión y el ámbito, talante y contenido de nuestra comunicación en esta Web.

  • Nuestra cosmovisión está fundamentada en la Palabra de Dios—la Biblia—íntegra, como ha sido dada por Dios al hombre, como nos ha sido enseñada por Su gracia, y la hemos recibido por la fe, sin ningún compromiso ni contemporización, ni sinergia con, ni acomodo a, ni “actualización” por ninguna corriente temporal de pensamiento humano, tanto religioso como laico.

  • En cuanto al ámbito o atmósfera de nuestra comunicación es el que genera la fe en Dios, en y por el Espíritu Santo.
    Sólo creemos a Dios, y, por la fe en Él, y conforme a Su Palabra, le conocemos a Él, Su obra en la Historia pasada, futura y presente ,y Su voluntad para con nosotros hoy.

  • Tocante al talante, es el del testimonio de Jesucristo, de Amor y gozo al tener el privilegio de compartir lo que inequívoca y ciertamente sabemos que es Vida verdadera para los hombres y mujeres.
    Dado que reconocemos la libertad personal de elección dada por Dios a cada hombre o mujer que reciba nuestra información, no hay terreno alguno para la discusión. Así, el talante de nuestra comunicación no es de contienda o polémica. Sólo compartimos, agradecidos y gozosos—con todo creyente verdadero en el Cuerpo del Señor, Su Iglesia, y con cualquier persona que con sencillez quiera recibirlo—de lo mucho que el Señor nos ha dado y nos está dando.
    Creemos a Dios y, en y por esa fe, sabemos que lo que compartimos es grande, glorioso, maravilloso y verdadero, y, como tal, del todo importante, trascendente y bueno, beneficioso para cada hombre que, libremente, pero con verdadera información—conocimiento—e integridad, quiera recibirlo.
    Éstos son el ámbito y el talante de nuestra comunicación.
    Dada en ese ámbito y con ese talante, nuestra comunicación está abierta a cualquier hombre o mujer sin importar el trasfondo cultural, tradicional, social o personal, ni el nivel de conocimiento que tenga, pero con la voluntad de informarse y la disposición a conocer la verdadera historia y mensaje de la Biblia.

  • Y referente al contenido, ya hemos citado la verdadera historia y mensaje de la Biblia, que incluye el trazado real de su composición y preservación, las vidas y circunstancias históricas en y desde las que los escritores humanos, los profetas y apóstoles fueron recibiendo y transmitiendo el mensaje de Dios y, como realidad cimera y final de todas las figuras, tipos y sombras, de la que todas ellas provenían y a la que todas señalaban, en el centro mismo de la Historia, la Persona de Jesús de Nazaret, el Comunicador y el Comunicado de Dios a los hombres, Dios el Hijo, encarnado, Quien es el centro integrador, la concreción y el contenido total, la sustancia, sentido y Vida de toda la enseñanza de Dios, enseñanza que sólo puede ser decodificada e interpretada por el mismo Autor e inspirador de la Biblia, Dios el Espíritu Santo. (2ªTimoteo 3.16; 2ªPedro 1.20)
    Él, Jesús, Su testimonio del Padre, dándonoslo a conocer en Él, Su vida, Su obra de justicia y amor al entregarse voluntariamente a morir por nosotros en la Cruz del Calvario para nuestra salvación, Su muerte y sepultura, Su resurrección para nuestra justificación, Su exaltación en el cielo y Su próxima segunda venida en poder y gloria.

    Claro que el contenido no es “cerrado”, sino más amplio, abarcando diversos temas de la historia de los hombres (de hecho, todos y toda la Historia, pasada, presente y futura), de la franja transversal de nuestras coordenadas tiempo-espacio, y de nuestras experiencia, vida y sociedad actuales, claramente considerados y definidos por la luz, y expuestos en y desde la cosmovisión que hemos declarado, en el ámbito y con el talante también enunciados, y centrados en y conducentes al conocimiento del contenido ya expresado.